¡¡Vuelta al románico, arte y parte proba y nada enteca de nuestra historia..!! Bueno, al menos, bien representado en la presencia eclesial de los siglos pasados. Y, ¡¡vele ahí..!!, hasta estudiosos historiadores se esfuerzan en conservar las memorias siendo un acicate para la reconstrucción, donde proceda, que siempre procede. Eso, un testimonio virtual, ante la imposibilidad de la visita puntual y directa.
(Información, fotos y literatura, desde el «portal» de ARTEGUIAS.COM, mediante el programa «FEEDLY», y alguna reflexión propia)
GERUNDIO
Románico en la Hoya de Huesca y Somontano
El recorrido por los alrededores de Huesca (Hoya de Huesca y Somontano de Barbastro) nos conduce por un territorio donde se combinan las últimas estribaciones del Prepirineo y las llanuras del Somontano.
Estas dos comarcas: La Hoya de Huesca y Somontanto ocupan el sector centro-occidental de la provincia de Huesca.
En lo referente a su arte, se trata de un románico tardío muy afectado por el estilo cisterciense de las órdenes militares que señorearon en Aragón.
Llamamos la atención sobre el desarrollo de las portadas de este románico. Son de grandes dimensiones y numerosísimas arquivoltas.
En otra faceta completamente distinta, las formas elegidas en su escultura y el simbolismo que derrochan, hacen del maestro de Alquézar uno de los más interesantes del románico español.
En la selección de monumentos que hemos hecho se encuentra las iglesias de San Salvador y Santiago de Agüero, el Castillo de Loarre, San Pedro el Viejo de Huesca, con su magnífico claustro y el claustro de la Colegiata de Santa María de Alquézar.
No debemos olvidarnos de visitar otras iglesias singulares e interesantes como La ermita de Santa María de Salas, a las afueras de la ciudad de Huesca, el Palacio de los Reyes de Aragón, Casbas, Peralta de Alcolea, San Miguel de Foces en Ibieca, etc.
Románico en la Hoya de Huesca
Iglesia de Santiago de Agüero
La sorprendente iglesia de Santiago de Agüero es una de las más preciadas joyas monumentales de la Hoya de Huesca.
No cabe duda que, a pesar de estar un tanto retirada, es uno de los monumentos románicos aragoneses más famosos y visitados, incluso por aquellas personas que no se consideran amantes del románico, puesto que aparece en la mayoría de las guías turísticas de contenido general.
A ello nos es ajeno, su ubicación en un lugar solitario, en las cercanías de la localidad de Agüero, pero encaramada en lo alto de una colina rodeada de bosque. Para llegar hay que tomar una pista no asfaltada que sale de la carretera.
También ha sido objeto de numerosos estudios específicos por historiadores del arte y aficionados, puesto que, como veremos, es un edificio con muchos enigmas y particularidades -además de seguros replanteamientos en la obra- por lo que no siempre dichos estudios han llegado a parecidas conclusiones.
De probable origen monástico, Santiago de Agüero comenzó de una manera completamente soberbia, con una monumentalidad acusada como pocas se construyeron en la Edad Media aragonesa. El planteamiento era de planta basilical, constituida por tres naves y cabecera tripartita, todo ello de exquisita fábrica de sillería arenisca, donde encontramos numerosas marcas de cantero. Este planteamiento, debió ser obra del taller que trabajó en la cabecera de la Catedral de Santo Domingo de la Calzada puesto que hay grandes concomitancias en el plano arquitectónico (tipo de ventanales, protagonismo de las columnas al estilo hispanolanguedociano, etc.) y escultórico (dos relieves de frisos esculpidos en el exterior y en el interior de la cabecera).
En un momento dado se ocupó de las obras el taller de San Juan de la Peña, también conocido como taller del maestro de Agüero, precisamente por su intervención en esta iglesia. De estos artesanos es la espléndida puerta del muro sur.
Introducción al taller del Maestro de Agüero
Hay que recordar aquí la importancia de este taller conocido como de Agüero o San Juan de la Peña. El taller de este maestro y posiblemente sus discípulos trabajan entre 1170 y 1210 en el norte de Huesca y, sobre todo, en las Cinco Villas de Zaragoza, llegando a Navarra (Sangüesa): Claustro de San Juan de la Peña, Claustro de San Pedro el Viejo de Huesca, Santiago en Agüero, San Gil de Luna, San Salvador de Luesia, San Miguel Arcángel de Biota, San Salvador de Ejea de los Caballeros, San Nicolás de El Frago, San Felices de Uncastillo y Sta. Mª la Real de Sangüesa (Navarra).
Posible se trate de un maestro desgajado de uno de los talleres vinculados a Silos.
Su plástica es muy fácilmente reconocible:
- Puertas con vanos estrechos flanquedas por numerosas columnas.
- Presencia de tímpanos en dichas puertas.
- Ojos de insecto en los personajes.
- Moldeado de los cuerpos un tanto esquemático.
- Pliegues redondeados, sobre todo en hombros y muslos.
En cuanto a la iconografía, hay una serie de temas recurrentes:
- Bailarina contorsionada junto a un músico
- Leones andrófagos en las mochetas que soportan los tímpanos.
- Guerrero contra el dragón
- Ángeles con aparente abdomen de insecto (aunque lo que se pretende es representar la salida del cielo mediante ondas)
- Adoración de los Reyes Magos en tímpanos
Sin embargo, tan magna empresa quedó inacabada y tras finalizar el primer tramo de dichas naves, a modo de crucero, se cerró apresuradamente, como se aprecia en el muro occidental donde se pueden observar perfectamente los capiteles de las columnas de uno de los pilares de separación de las naves. La volumetría resultante parece más la de una iglesia de planta centralizada, a pesar de no disponer de cimborrio, que de iglesia latina medieval.
Exterior de la cabecera
El soberbio juego de grandes columnas dobles y triples genera en el aspecto exterior del templo ese aspecto robusto y poderoso. Salvo un friso del que luego hablaremos y la puerta de ingreso, el exterior es de una sobriedad escultórica total. Los capiteles y los canecillos son completamente lisos.
Centrándonos en la cabecera, el ábside mayor cuenta con dos grupos de tres columnas, siendo las centrales mucho más gruesas. En los tres paños, hay sendos grupos de dos aspilleras estrechas próximas que se corresponden a los dobles ventanales del interior.
El citado friso se esculpió en la imposta que sirve de base a los ventanales. Cuenta con una plástica y una iconografía calcadas a ciertos grupos escultóricos de la cabecera de la catedral de Santo Domingo de la Calzada. Concretamente, encontramos el ciclo veterotestamentario de las tribulaciones de Job, además de numerosas bestias fantásticas como dragones, centauros, sagitarios y grifos.
Puerta sur
Es una soberbia y típica puerta del taller de San Juan de la Peña: vano estrecho, tímpano bajo las arquivoltas soportadas por mochetas, gruesas columnas y rico repertorio escultórico lleno de gracia y movimiento.
En el tímpano se esculpió el episodio de la Adoración de los Reyes Magos. Siempre ha llamado la atención la sensación de gran dinamismo que trasmite este relieve -estamos ya ante escultura tardorrománica de finales del XII, donde el hieratismo plenorrománico deja paso al movimiento del gótico). En este caso, el Maestro de Agüero consigue reflejar el impulso de avance de los visitantes hacia la Sagrada Familia mediante tres líneas diagonales: la de los brazos de los reyes magos que se encuentran arriba, de pie; la mano del astrónomo postrado que se prolonga en el cuerpo del Niño Jesús y el ángulo que forma el bastón de San José con relación al suelo.
También se ha hablado mucho de la postura de uno de los reyes, postrado y besando el pie de Jesús. Tradicionalmente se ha ligado esta postura a las ceremonias bizantinas. Sin embargo, para Bango Torviso, se trata de una fórmula de vasallaje bien conocida en el Occidente europeo, incluyendo los reinos cristianos hispanos.
En las mochetas que soportan dicho tímpano aparecen los habituales leones andrófagos tan característicos de este taller. En las columnas, vemos escenas de músicos y bailarinas, leones devorando una cabra, infantes guerreros en combate, leones con cabeza humana, sagitarios, etc.
Los canecillos del tejaroz también son figurados, con temas zoomorfos y antropomorfos.
Posiblemente, para evitar un debilitamiento del muro por la apertura del vano de la puerta, en su interior se reforzó con una arco sobre columnas semejante a un templete o baldaquino, Aquí también encontramos numerosos capiteles del Taller de San Juan de la Peña.
Interior
Cuando nuestros ojos se van acostumbrando a la oscuridad, descubrimos un espacio de soberbia armonía y fuerte personalidad medieval. El ábside central es una obra maestra y nos llama inmediatamente la atención. Dos gruesas columnas adosadas al muro absidal recogen los nervios de refuerzo de la bóveda de horno Una preciosa arquería sobre finas columnas rodea el hemiciclo en su nivel más bajo. Sus numerosos capiteles muestran diseños geométricos y vegetales, salvo uno que muestra la cabeza barbada de un monarca medieval. Algunos autores han relacionado este rostro regio con el posible comitente de la iglesia que nos ocupa.
Pero del interior, además de su noble arquitectura, debemos fijarnos en el friso a modo de imposta del interior del ábside meridional. Está repleto de escenas del Ciclo de la Natividad de Cristo y es obra de las mismos manos que los relieves del exterior del ábside central, y que asociamos a Santo Domingo de la Calzada.
Iglesia de San Salvador de Agüero
No hay que olvidar que en el centro de la propia población de Agüero tenemos la iglesia de San Salvador que funciona como templo parroquial de la localidad.
En origen fue una iglesia del siglo XII pero, a diferencia de su hermana de Santiago, fue muy adulterada durante las centurias siguientes (especialmente en los siglos XVI y XVII), si bien quedan restos de muros, parte de la cabecera, la escalera que sube a la torre campanario y una excelente portada en el costado septentrional que es tan apreciable que centra el mayor interés de nuestra visita a esta iglesia, como veremos.
El edificio original constaba de una sola nave engarzada a una cabecera de un ábside. Posteriormente se abrieron vanos en los muros laterales para ampliarla. Todavía quedan algunos capiteles fitomorfos y de leones.
Con todo, el interés del aficionado al románico se centra en la soberbia portada del muro norte, que a pesar de no se de grandes dimensiones, llama la atención por lo cuidado de sus detalles. Todo ello a pesar de que parece que fue recompuesta y reubicada aquí procedente de otro lugar.
Puerta de escaso abocinamiento de arquivoltas de decoración variada: taqueado, palmetas, flores, etc. que cobija un precioso tímpano.
La temática de éste es clásica en el románico: la Parusía de Cristo en Majestad entronizado bendiciendo y mostrando el Libro de la Vida. El Tetramorfos rodea a Jesús, con inscripciones que identifican a cada uno de los evangelistas.
Una particularidad es que los extremos del tímpano no son soportados por las esculturas-mocheta habituales sino por dos columnas con sus respectivos capiteles. Si a estas dos sumamos las cuatro que hay bajo las arquivoltas, en total son seis, con capiteles de carácter simbólico (con gran protagonismo de los leones y las aves interactuando con el hombre), más propios del románico pleno que del tardorrománico en que se encasilla a esta puerta.
De izquierda a derecha tenemos diversos motivos.
A pesar de la proximidad de esta iglesia de San Salvador y la más famosa de Santiago, es evidente que los talleres que trabajaron en ambas no son el mismo. Nada encontramos en San Salvador del Taller de San Juan de la Peña.
En el interior nos interesa una pareja de capiteles voluminosos que muestran leones y grifos de gran tamaño.
Iglesia de San Salvador de Murillo de Gállego
Lo primero que debemos significar de la iglesia de San Salvador de Murillo de Gállego es que esta localidad no se encuentra en la provincia de Huesca, sino en la de Zaragoza, aunque comarcalmente se incluye en la Hoya de Huesca.
Otro dato interesante es que Murillo de Gállego fue plaza adelantada en la reconquista aragonesa y formó parte del denominado «Reino de los Mallos», pequeño y efímero estado medieval (duró sólo unos catorce años) constituido por Agüero, Murillo, Riglos, Marcuello, Ayerbe, Sangarrén y Callén. Este reino perteneció a la reina Berta de Aragón (1097– 1111) como dote de su marido Pedro I de Aragón.
Parece probable que poco después de recibir este territorio -año de 1097- se mandará la edificación de la iglesia de San Salvador dentro de los cánones del románico pleno aragonés.
El aspecto general de las partes románicas relaciona este templo con las cabeceras-cripta de Loarre o la de Sos del Rey Católico. En efecto, en Murillo de Gállego se edificó la cabecera triabsidal sobre un barranco, nivelándose gracias a una cripta tripartita, como en los casos citados anteriormente. Su particularidad estriba en que los ábsides laterales de esta cripta se dispusieron a más altura que el central.
Hubo una consagración en 1110, pero ello debería ser sólo aplicable a un espacio limitado del templo: posiblemente cripta y parte de la cabecera pues observamos en todas las partes de la iglesia, manos muy distintas en la escultura, que van desde el buen románico pleno de esas fechas hasta la obra de artesanos locales poco cualificados en las zonas más elevadas de la cabecera.
Interior
En el ábside central de la cripta encontramos las esculturas más bellas, lo que resulta lógico como consecuencia de las fechas en que se tallaron, alrededor del año 1100. En los capiteles encontramos preciosas parejas de aves y sirenas. Hay que destacar dos curiosos ventanales que tienen la particularidad de estar formado por dinteles -no arcos- sobre columnillas. Los absidiolos laterales, por su parte, son muy sencillos.
Subiendo a la iglesia superior observamos que lo que resta del periodo románico -insistiendo en que ésta se desarrolló a lo largo de varias décadas- se limita a la cabecera triabsidal, el transepto no acusado en planta, un tramo de las naves y el cimborrio cubierto con bóveda nervada. El resto de las naves es de construcción posterior, incluyendo la puerta gótica del muro norte.
Exterior de la cabecera
No cabe duda que lo más sobresaliente de la iglesia de San Salvador de Murillo de Gállego es la monumental vista de la cabecera – cripta, a pesar de que la sacristía casi oculta completamente el ábside septentrional.
Tienen los ábsides semicilíndricos fábrica de sillería y contrafuertes que en lo alto se prolongan en columnas. Sencillos vanos permiten la entrada de luz a la cripta. Los ventanales de la cabecera alta son más elaborados, muy abocinados, con arquivolta sobre columnillas. Tanto en los capiteles como en los canecillos hay esparcida una gran colección temática de escultura, cuya característica común es la ingenuidad de la talla, prueba de una obra ya tardía realizada por artífices populares.
Iglesia parroquial de Riglos
La localidad de Riglos no es famosa por su iglesia parroquial románica sino por asentarse bajo los espectaculares y homónimos «Mallos», enormes montañas rocosas verticales de color rojizo que se ven desde larguísimas distancias.
Un tanto perdida entre su caserío, encontramos la pequeña iglesia de Santa Cruz, capilla de un antiguo monasterio, hoy convertida en parroquial.
Lo más significativo de este modesto monumento románico es el conjunto de muros de sillería, los canecillos figurados de su ábside y el crismón trinitario de su puerta de ingreso.
Castillo de Loarre
El Castillo de Loarre es otro de los más importantes edificios, no sólo de la Hoya de Huesca, sino de todo Aragón.
Se considera el mejor castillo-santuario románico conservado en España.
Es una Imponente fortaleza-santuario que fue baluarte decisivo en la expansión del reino de Aragón hacia el sur y la reconquista de Huesca.
En el año 1070 fue reconquistado por Sancho Ramírez que mando construir una iglesia siguiendo los nuevos aires del románico internacional irradiado desde Jaca.
El tambor absidal es de excepcional altura pues además de la propia capilla engloba la cripta inferior.
En el interior de la cabecera, además de las ventanas y vanos, llama la atención el juego de arcos sobre columnas con los que se adorna la parte baja de la capilla.
Torre campanario de Ayerbe
La iglesia románica de San Pedro de Ayerbe fue demolida en el siglo XIX.
Afortunadamente, no se destruyó también su campanario, sino que se mantiene erguido en su lugar, mostrando sus dos elegantes pisos de huecos geminados de campanas en cada cara.
Románico en la ciudad de Huesca
San Pedro el Viejo de Huesca
Edificio religioso que se constituye en el lugar que ocupaba el templo mozárabe que servía de de culto a la comunidad cristiana durante los largos siglos de ocupación musulmana.
Se trata de una iglesia del primer tercio del siglo XII aunque con muchos añadidos de otras épocas, como suele ser habitual.
Aunque la iglesia es interesante, lo más destacado es el magnífico claustro compuesto por cuatro pandas con arcos de medio punto sostenidos por dobles columnas pareadas.
Aunque hay bastantes capiteles que son réplicas de los originales, se puede decir que su calidad es extraordinaria.
Todo un conjunto de escenas bíblicas de gran contenido narrativo se pueden encontrar en este claustro.
Palacio de los Reyes de Aragón, Huesca
El Palacio Real, o de los Reyes de Aragón, se encuentra en la zona más alta de la ciudad de Huesca. Este edificio se construyó entre finales del siglo XII y comienzos del XIII, y constituye uno de los pocos vestigios que se han conservado en la Península Ibérica de románico civil. Desde finales del siglo XV el edificio fue ocupado por la Universidad de Huesca, fundada por el rey Pedro IV en el siglo XIV. Del antiguo Palacio de los Reyes de Aragón tan sólo ha sobrevivido al paso de los siglos el Salón del Trono y una torre hexagonal que reaprovechó el espacio de la antigua Zuda musulmana, con las conocidas como Sala de Doña Petronila y, en la parte inferior, la Sala de la Campana. Estos espacios se encuentran integrados en el Museo Provincial, que ha logrado reaprovechar estas salas para la exposición permanente de las piezas.
Sala de Doña Petronila
La Sala de Doña Petronila en realidad es la antigua capilla del Palacio Real, y, la llamada Sala de la Campana, situada en el nivel inferior actuaría como cripta de este espacio.
Esta capilla es gemela a la iglesia de San Gil de Luna, aunque en ésta existe abovedamientos y en la sala oscense no. Tiene una planta hexagonal, condicionada por la estructura de la antigua fortificación islámica. La cabecera está formada por un ábside semicircular, que se precede de un presbiterio y una nave, y se cubre por medio de un tejado a dos aguas, aunque originalmente todo el espacio se encontraría abovedado.
La parte inferior del ábside, el presbiterio y la nave se articula por medio de una arquería ciega de medio punto que confiere dinamismo al muro. El ábside además, se encuentra dividido en cinco tramos por medio de unas columnas de gran esbeltez.
Todos los capiteles de esta sala son historiados, y su talla es de una delicadeza extraordinaria, lo que denota la calidad de los escultores que se encuentran detrás de este proyecto. Muchos de ellos conservan restos importantes de policromía.
En lo relativo a la iconografía predominan las escenas del Ciclo de la Natividad y algunas de la vida pública:
- Sala de la Campana
Por medio de una escalera situada en el sur del torreón se comunica con la Sala de la Campana. Este espacio también tiene planta hexagonal, alargada en dirección este-oeste y cubierta con bóveda de arista y bóvedas de horno en sus extremos norte y sur. Se ilumina por medio de dos ventanales en el ábside norte y otro, descentrado, en el sur, con una gran derrama. El nombre de esta sala deriva de una antigua leyenda, que narra como el rey Ramiro II el Monje (1134-1137) mandó cortar la cabeza de algunos nobles que se rebelaron durante su reinado, usando la cabeza del obispo como badajo de una campana situada en esta sala.
Salón del Trono
El otro espacio que se ha conservado del antiguo Palacio de los Reyes de Aragón es el Salón del Trono, que se comunica con la Sala de la Campana y la Sala de Doña Petronila por medio de dos vanos situados en el muro norte. Es un espacio de planta rectangular, muy modificado, cuyos muros se cubren con gruesos sillares y que se ilumina por grandes vanos situados en la parte superior de los muros.
Desde 1690 esta sala fue utilizada como Paraninfo de la Universidad de Huesca, y debió de ser en ese momento cuando se sustituyó la primitiva cubierta medieval por la bóveda actual.
Ermita o Santuario de Nuestra Señora de Salas
El Santuario de Nuestra Señora de Salas se encuentra a un kilómetro al sureste de la ciudad. Es un edificio de gran belleza, cuya fecha de construcción resulta incierta, y que se ha modificado mucho a lo largo de los siglos. A finales del siglo XII y comienzos del XIII las fuentes indican que la reina Doña Sancha (1154–1208) reedificó esta iglesia, con lo cual anteriormente ya debía de haber aquí un templo, de estructura desconocida. El edificio del siglo XIII debía de tener tres naves, aunque tan sólo se ha conservado de época medieval su cabecera, el hastial occidental, la parte baja de la torre y algunos muros perimetrales. Todo esto evidencia una iglesia de un gran tamaño, que sigue los modelos y diseños característicos del tardorrománico. El resto del edificio se corresponde con una reforma realizada en el siglo XVIII por el arquitecto José Sofí, que modificó por completo el interior.
Exterior
Es en la fachada de los pies donde mejor se observan los restos medievales. Este muro se encuentra estructurado por una portada formada por un arco de medio punto abocinado mediante seis arquivoltas, decoradas con motivos geométricos, que se apoyan en sus correspondientes columnas con capiteles finamente labrados con formas vegetales. Sobre la misma hay un gran óculo, cuya tracería calada fue realizada en el siglo XX. La estructura general recuerda a la portada de La Anunciata de la Seu Vella de Lleida, edificada en los mismos años.
La cabecera es plana, con cuatro ventanas estrechas en forma de aspillera, aunque originalmente contaba con un gran ventanal en la parte superior, del que tan sólo se ha conservado parcialmente la parte inferior.
En el muro septentrional se adosó en el siglo XVI un pequeño porche con una arcada de medio punto y, en el interior, puede verse una puerta formada por un sencillo arco de medio punto que en la actualidad se encuentra cegado. Junto a ella hay otras tres ventanas con forma de aspillera que se corresponden con la parte inferior de la torre campanario.
Interior
En su interior se conserva la talla románica de la Virgen de Salas, protagonista de algunas Cantigas de Alfonso X el Sabio (1252-1284), y la Virgen de la Huerta, realizada en el siglo XIV.
La llamada Virgen de Salas es una talla de madera sobredorada del s. XIII recientemente restaurada que, al parecer, procede de la localidad de Salas Altas. Se trata de una talla tardorrománica con una Virgen entronizada de dulces facciones que sostiene al Niño en brazos.
La Virgen de la Huerta es una talla de madera recubierta de plata, con una Virgen representada de pie, que sostiene al Niño en brazos, de estética gótica.
En el interior también pueden verse, en la cabecera, algunas pinturas murales que se conservan en buen estado, con una iconografía que gira en torno a las santas Catalina y Lucía.
Iglesia de San Miguel de Foces, Ibieca
La sorprendente iglesia de San Miguel de Foces se halla en medio del campo, a unos pocos kilómetros de la localidad oscense de Ibieca.
Siempre sorprende acceder a este edificio tan perfectamente construido por una pista de tierra, por su localización en medio de un prado rodeado de campos de cereales.
Realmente San Miguel de Foces es una iglesia gótica, completamente abovedada por crucería, tres ábsides ya poligonales e interesantísimas pinturas murales pertenecientes al periodo del gótico lineal en su interior.
Sin embargo, aparece en la sección del románico de la Hoya de Huesca y el Somontano porque aún cuenta con resabios románicos, como su puerta sur, de arquivoltas de medio punto, muy relacionada con la de la Ermita de Salas de Huesca y la Puerta del Palau de la Catedral de Valencia.
También hay que señalar algunos capiteles figurados con iconografía arcaizante románica en el interior de la cabecera.
Más información de San Miguel de Foces – Ibieca 
Monasterio de Santa María de la Gloria de Casbas
El de Casbas fue un relevante monasterio cisterciense femenino situado al este de la comarca de la Hoya de Huesca.